🚚 Envío gratuito en pedidos superiores a 99EUR

Lectura semanal

10 de noviembre – 16 de noviembre

Cita para reflexionar esta semana

“Jesucristo es todas mis riquezas; sólo él es suficiente para mí”.

San Luis de Toulouse

Ofrenda de la mañana

Oh Jesús, por el Inmaculado Corazón de María
Os ofrezco mis oraciones, obras, alegrías y sufrimientos de este día
por todas las intenciones de tu Sagrado Corazón
en unión con el Santo Sacrificio de la Misa en todo el mundo,
para la salvación de las almas, la reparación de los pecados, la reunión de todos los cristianos,
y en particular por las intenciones del Santo Padre este mes.
Amén.

Artículos que le pueden interesar

Lectura de la semana

Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

Apocalipsis 1:8

Oración de la semana

Señor nuestro Dios, Alfa y Omega, principio y fin, quien era, es y ha de venir, el Todopoderoso, te damos gracias por este maravilloso mensaje, que está destinado también para nosotros, aunque nuestras vidas a menudo parezcan tristes y vacías. Pero, he aquí que tú haces todas las cosas nuevas para cada uno de nosotros. Aun cuando mucho nos hemos atormentado a nosotros mismos, al final amanecerá la luz de vida y podremos regocijarnos. Continúa con tu protección hacia nosotros y hacia nuestra comunidad. Despiértanos a la nueva vida, porque nos has llamado para creer y perseverar hasta el final. Cualquier pena y adversidad que venga, permaneceremos fieles, oh Señor nuestro Dios. Esta es nuestra promesa para ti: vamos a perseverar y decir con júbilo: «Cristo Jesús viene para hacer nuevas todas las cosas». Amén.

Lecturas de Hoy

XXXII Domingo ordinario

Primera lectura

1 Rey 17, 10-16


En aquel tiempo, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta. Al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí a una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: “Tráeme, por favor, un poco de agua para beber”. Cuando ella se alejaba, el profeta le gritó: “Por favor, tráeme también un poco de pan”. Ella le respondió: “Te juro por el Señor, tu Dios, que no me queda ni un pedazo de pan; tan sólo me queda un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija. Ya ves que estaba recogiendo unos cuantos leños. Voy a preparar un pan para mí y para mi hijo. Nos lo comeremos y luego moriremos”.

Elías le dijo: “No temas. Anda y prepáralo como has dicho; pero primero haz un panecillo para mí y tráemelo. Después lo harás para ti y para tu hijo, porque así dice el Señor de Israel: ‘La tinaja de harina no se vaciará, la vasija de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra’ ”.

Entonces ella se fue, hizo lo que el profeta le había dicho y comieron él, ella y el niño. Y tal como había dicho el Señor por medio de Elías, a partir de ese momento, ni la tinaja de harina se vació, ni la vasija de aceite se agotó.

Salmo Responsorial

Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10


R. (1) El Señor siempre es fiel a su palabra.
El Señor siempre es fiel a su palabra, 
y es quien hace justicia al oprimido;
él proporciona pan a los hambrientos
y libera al cautivo. R.
R. El Señor siempre es fiel a su palabra.
Abre el Señor los ojos de los ciegos
y alivia al agobiado. 
Ama el Señor al hombre justo
y toma al forastero a su cuidado. R.
R. El Señor siempre es fiel a su palabra.
A la viuda y al huérfano sustenta 
y trastorna los planes del inicuo. 
Reina el Señor eternamente,
reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R.
R. El Señor siempre es fiel a su palabra.

Segunda lectura

Heb 9, 24-28


Hermanos: Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza, construido por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nosotros.
En la antigua alianza, el sumo sacerdote entraba cada año en el santuario para ofrecer una sangre que no era la suya; pero Cristo no tuvo que ofrecerse una y otra vez a sí mismo en sacrificio, porque en tal caso habría tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. De hecho, él se manifestó una sola vez, en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.
Y así como está determinado que los hombres mueran una sola vez y que después de la muerte venga el juicio, así también Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos. Al final se manifestará por segunda vez, pero ya no para quitar el pecado, sino para salvación de aquellos que lo aguardan y en él tienen puesta su esperanza.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3


R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
R. Aleluya.

Evangelio

Mc 12, 38-44


En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y le decía: “¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles; buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos rezos. Éstos recibirán un castigo muy riguroso”.

En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza ha echado todo lo que tenía para vivir”.

Este devocional gratuito fue presentado por:

Loja Esperança
Imágenes Rosarios Joyería Regalos
Imágenes Rosarios
Joyería Regalos

Hecho a mano en Fátima - Entregado en todo el mundo