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Lectura semanal

18 de agosto - 24 de agosto

Cita para reflexionar esta semana

“La ansiedad es el mayor mal que le puede ocurrir a un alma excepto el pecado. Dios te ordena orar, pero te prohíbe preocuparte”.

San Francisco de Sales

Ofrenda de la mañana

Oh Jesús, por el Inmaculado Corazón de María
Os ofrezco mis oraciones, obras, alegrías y sufrimientos de este día
por todas las intenciones de tu Sagrado Corazón
en unión con el Santo Sacrificio de la Misa en todo el mundo,
para la salvación de las almas, la reparación de los pecados, la reunión de todos los cristianos,
y en particular por las intenciones del Santo Padre este mes.
Amén.

Artículos que le pueden interesar

Lectura de la semana

Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria.

Salmo 73:23-24

Oración de la semana

Gracias, gran Dios y Padre, por llenar nuestros corazones de confianza que nos da buena esperanza, también por aquellos que todavía no han encontrado esta confianza. Gracias por darnos el valor para enfrentar todas las cuestiones que surgen en la vida humana, y por aceptarnos una y otra vez cuando acudimos ante ti. Tú sabes lo que está delante de nosotros, conoces las montañas que hay que mover; sabes todas las cosas que nos frustran y tratan de agotarnos; y tú las quitarás. Al final, tu luz alumbrará en todas las tinieblas; y esta certidumbre nos llena de alegría y agradecimiento. En esta fe estamos determinados a permanecer firmes y perseverar hasta la victoria. Amén.

Lecturas de Hoy

XX Domingo ordinario

Primera lectura

Prv 9, 1-6

La sabiduría se ha edificado una casa,
ha preparado un banquete,
ha mezclado el vino
y puesto la mesa.
Ha enviado a sus criados para que,
desde los puntos que dominan la ciudad, anuncien esto:
"Si alguno es sencillo, que venga acá".

Y a los faltos de juicio les dice:
"Vengan a comer de mi pan
y a beber del vino que he preparado.
Dejen su ignorancia y vivirán;
avancen por el camino de la prudencia".

Salmo Responsorial

Salmo 33, 2-3. 10-11. 12-13. 14-15


R. (9a) Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.  
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Que amen al Señor todos sus fieles,
pues nada faltará a los que lo aman.
El rico empobrece y pasa hambre;
a quien busca al Señor, nada le falta.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Escúchame, hijo mío:
voy a enseñarte cómo amar al Señor.
¿Quieres vivir y disfrutar la vida?
Guarda del mal tu lengua
Y aleja de tus labios el engaño.;
Apártate del mal y haz el bien;
busca la paz y ve tras ella.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Segunda lectura

Ef 5, 15-20


Hermanos: Tengan cuidado de portarse no como insensatos, sino como prudentes, aprovechando el momento presente, porque los tiempos son malos.

No sean irreflexivos, antes bien, traten de entender cuál es la voluntad de Dios. No se embriaguen, porque el vino lleva al libertinaje. Llénense, más bien, del Espíritu Santo; expresen sus sentimientos con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando con todo el corazón las alabanzas al Señor. Den continuamente gracias a Dios Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 6, 56


R. Aleluya, aleluya.
El que come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en mí y yo en él, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio

Jn 6, 51-58


En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida".

Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"

Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre''.

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