Lectura semanal
24 de noviembre – 30 de noviembre
Cita para reflexionar esta semana
“La razón de nuestra existencia es saciar la sed de Jesús. Cuando pidió agua, el soldado le dio a beber vinagre, pero su sed era de amor, de almas, de ti y de mí”.
Ofrenda de la mañana
Oh Jesús, por el Inmaculado Corazón de María
Os ofrezco mis oraciones, obras, alegrías y sufrimientos de este día
por todas las intenciones de tu Sagrado Corazón
en unión con el Santo Sacrificio de la Misa en todo el mundo,
para la salvación de las almas, la reparación de los pecados, la reunión de todos los cristianos,
y en particular por las intenciones del Santo Padre este mes.
Amén.
Artículos que le pueden interesar
Lectura de la semana
No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a darles cumplimiento... Porque les digo a ustedes, que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley.
Oración de la semana
Oh Señor Dios, danos un corazón nuevo, enséñanos un camino nuevo, para que por medio de tus mandamientos todas las personas actúen conforme a tu Palabra y lleguen a ser uno. Solo tú puedes hacerlo, obrando por medio de tu Espíritu Santo prometido, para que la tierra se convierta en un paraíso, un reino celestial que te agrade. Haz que tus palabras se escriban en nuestros corazones y ayúdanos a cumplir tus mandamientos en nuestra vida diaria. Porque solo al llevar a la práctica tus mandamientos nosotros, los insensatos, necios y pecadores, podemos ser perfectos, nuestros pecados perdonados y todo volverse justo y bueno ante tus ojos. Quédate con nosotros, Señor Dios y Padre nuestro. Ayúdanos en todo. Permite que algo nuevo y agradable a ti llegue pronto en nuestro tiempo. Pon tus mandamientos en nuestros corazones, que la paz sea restaurada para la gloria de tu nombre. Amén.
Lecturas de Hoy
Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo
Primera lectura
Dn 7, 13-14
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna:
Vi a alguien semejante a un hijo de hombre,
que venía entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano de muchos siglos
y fue introducido a su presencia.
Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino.
Y todos los pueblos y naciones
de todas las lenguas lo servían.
Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno,
y su reino jamás será destruido.
Salmo Responsorial
Salmo 92, 1ab. 1c-2. 5
R. (1a) Señor, tú eres nuestro rey.
Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes.
Estás revestido de poder y majestad. R.
R. Señor, tú eres nuestro rey.
Tú mantienes el orbe y no vacila.
Eres eterno, y para siempre está firme tu trono. R.
R. Señor, tú eres nuestro rey.
Muy dignas de confianza son tus leyes
y desde hoy y para siempre, Señor,
la santidad adorna tu templo. R.
R. Señor, tú eres nuestro rey.
Segunda lectura
Apoc 1, 5-8
Hermanos míos: Gracia y paz a ustedes, de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra; aquel que nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Miren: él viene entre las nubes, y todos lo verán, aun aquellos que lo traspasaron. Todos los pueblos de la tierra harán duelo por su causa.
“Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso”.
Aclamación antes del Evangelio
Mc 11, 9. 10
R. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David!
R. Aleluya.
Evangelio
Jn 18, 33-37
En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó: “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?” Pilato le respondió: “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?” Jesús le contestó: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”.
Pilato le dijo: “¿Conque tú eres rey?” Jesús le contestó: “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”.